La puesta, ambientada en Lagos de Moreno, Jalisco, busca acercar a las audiencias jóvenes a la literatura clásica y al arte teatral; además de seguir incentivando el regreso a los teatros después de un largo periodo de tiempo debido a la contingencia por el Covid-19.
Si eres un amante de las puestas en escena y te emocionas cuando escuchas el clásico “¡Tercera llamada, comenzamos!, la siguiente opción es para ti.
Sentadas en dos plataformas, flanqueando ese pequeño mar que se llena gota a gota, dos mujeres con la mirada perdida hacia el frente dejan el tiempo correr.
El difícil camino por el que habrán de transitar estos niños, entregados junto a su madre al cuidado de esa querida figura paterna, es trazado por Andrómeda Mejía, en Un conejo para la luna, obra para jóvenes audiencias a partir de 8 años que estrenó en el Teatro La Capilla este 8 de mayo.
La historia sigue a un hombre que vive escondido en la ópera de París y va atemorizando a actores y productores del teatro
Se trata de una historia tan real como muchas, pero llevada ahora al teatro bajo la dirección de Lourdes Pérez Gay a partir de un libreto de Amaranta Leyva.
Se trata de una obra que llega a la Plaza de la Danza, del Cenart, con las actuaciones de Fernando Bonilla, Gabriela Murray, Daniela Luque, Meraqui Rodríguez, Ariana Albarrán y Valeria Fabbri.
Cerz interpreta al personaje de Andrés, enamorado de Demetrio, quien está a punto de casarse, pero antes de someterse a la rutina matrimonial pretende admirar la luminiscencia en los cielos nocturnos del norte.
Con dramaturgia de Enrique Olmos de Ita, y bajo la dirección de Dulce García, No tocar constituye el segundo proyecto de la joven compañía teatral que anteriormente, con Ombligos brillantes, confrontó a los niños con el tema de la muerte y el duelo.
Cuenta la historia de Katsumi, una niña aprendiz de samurai que tiene que recuperar el sable que mantiene el equilibrio de su nación, por ello, junto a su amigo el dragón, emprende el viaje para recuperarlo.
