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Dichos dispositivos se emplean en el mundo para crear hábitats adicionales destinados a los organismos acuáticos y los peces locales.

Después de cinco décadas tomando datos de los ecosistemas coralinos, un equipo de científicos se ha llevado una sorpresa: la vida en ellos se mantiene gracias a pequeñas criaturas de colores que habitan el fondo marino y nutren a los peces más grandes.

Un nuevo estudio documentó el descubrimiento de «súper corales» que parecen adaptarse a las duras e inhóspitas aguas de la bahía de Kāne’ohe en Hawái.