¡Salieron bravos! Desmienten que los bonobos sean muy conciliadores y pacifistas
Las conclusiones del estudio establecen que, frente a la creencia popular, los bonobos machos resultan más agresivos que los chimpancés
Las conclusiones del estudio establecen que, frente a la creencia popular, los bonobos machos resultan más agresivos que los chimpancés
Para comprobar esta hipótesis, los científicos de la Universidad de Utrecht, en Países Bajos, realizaron un experimento con 66 ejemplares de Zambia, separados en dos grupos.
Publicado en la revista Science, el presente estudio analizó a una población de chimpancés que habita al interior del Parque Nacional Kibale, en Uganda, por más de dos décadas.
La habilidad de producir sonidos que pueden cumplir una variedad de funciones es fundamental para aprender a hablar; sin embargo, por mucho tiempo se ha tenido la creencia de que los primates no comparten dicha característica con nosotros.
Al principio del video se puede apreciar como la protagonista “Vanilla” permanece pegada a una puerta con mucho temor a salir. Sin embargo, el alfa de la familia, llamado “Dwight”, se acerca y la anima.
El trabajo, publicado este miércoles en la revista Cell Genomics, se encuentra conformado por un total de 828 muestras de chimpancés pertenecientes a todos los países de África, aportando así detallada información sobre cómo se estructuran estas poblaciones, cómo migran y cómo se relacionan con otros grupos.
Estudios anteriores señalan que estos primates suelen interactuar con miembros muertos de su especie, vuelven a visitar cadáveres e incluso, muestran comportamiento de luto.
El descubrimiento se dio mientras los expertos analizaban los comportamientos de 45 chimpancés que habitan en el Parque Nacional Loango de Gabón. A través de un video, el grupo se percató de esta conducta inédita.
Los expertos hallaron lesiones en los rostros y otras partes del cuerpo de los primates que son muy similares a las que muestran los seres humanos con estados avanzados de lepra.
Durante años, veterinarios y virólogos se esforzaron por resolver la incógnita centrándose en los virus o las plantas tóxicas, pero no encontraron respuesta.