En el arranque del Juego 7, Tyrese Haliburton colapsó al plantar la pierna derecha con menos de cinco minutos en el primer periodo. Ante Chet Holmgren, cayó sin contacto y comenzó a golpear el suelo con rabia, simbolizando la tragedia que se avecinaba.
El base oriundo de Indiana, que ya venía cargando con una pantorrilla resentida desde el quinto choque, abrió el partido con cinco puntos y tres triples, mostrando su compromiso pese a las molestias.
Su padre confirmó que la lesión apuntaba al tendón de Aquiles, lo que lo relegaba del resto del partido y comprometería el próximo curso. Haliburton fue llevado al vestidor entre sollozos y con apoyo total de su plantilla.
Los Pacers, desconcertados, sucumbieron en la segunda mitad; Oklahoma City ajustó su defensa y emocionalmente dominó, redondeando 103 91 para celebrar el primer título de la franquicia en territorio OKC.
Aunque Haliburton firmó 14.0 puntos, 5.9 asistencias y 4.6 rebotes en las Finales, su actuación fue mucho más allá de los números: su liderazgo y carácter brillaron hasta el dramático final, un adiós abrupto a una campaña épica .