Sin una adaptación climática urgente, el próximo Mundial de Fútbol 2026, a celebrarse en Estados Unidos, México y Canadá, podría ser el último en Norteamérica, reveló un nuevo informe sobre las amenazas climáticas extremas.
Titulado “Campos en Peligro”, el presente estudio elaborado por el Centro Priestley para el Futuro del Clima reveló que 10 de las 16 sedes oficiales de la competencia corren un riesgo muy alto de sufrir graves condiciones de estrés térmico.
Según sus predicciones, para mediados de siglo, casi el 90% de los estadios sede de Norteamérica requerirán adaptación al calor extremo, mientras que un tercio se enfrentará a una demanda de agua igual o superior a la oferta.
Por otra parte, la misma investigación destacó los riesgos para los estadios de los Mundiales programados para 2030 y 2024, al tiempo de examinar el impacto del calentamiento global en los campos de fútbol.
“A medida que avanzamos en el tiempo, los riesgos seguirán aumentando a menos que tomemos medidas drásticas, como trasladar los torneos a los meses de invierno o a regiones más frías”, precisó Piers Forster, uno de los autores.
“La industria del fútbol debe comprometerse con cero emisiones netas para 2040 y publicar planes creíbles de descarbonización; mientras que los organizadores de competencias deberán crear fondos de adaptación”, pidió.