Como seres humanos, solemos pasar mucho tiempo mirándonos a la cara, siendo una de las primeras señales para saber qué piensa alguien. Pero, ¿se puede entrar en la mente de un perro de la misma manera?
Un nuevo estudio elaborado por la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos) sugiere que las personas tienden a interpretar de forma inversa las emociones de estos animales de compañía según su propio estado de ánimo.
Publicados en la revista Science Focus, los resultados obtenidos señalan que cuando los humanos se sienten felices, perciben a los perros como tristes; mientras que, si atraviesan un momento de tristeza, interpretan que éstos experimentan alegría.
Para los autores, este hallazgo desafía la creencia común de que nuestra especie comprende con facilidad el estado emocional de sus mascotas, al tiempo de plantear nuevas preguntas sobre la convivencia humano-animal y el bienestar animal.
“A pesar de los más de 14 mil años de convivencia entre seres humanos y perros, nuestra investigación pone de manifiesto que aún persisten importantes desafíos en la comprensión de las emociones caninas. Y es que aunque los perros han aprendido a adaptarse a la vida junto a nosotros, todavía existen notables vacíos en la forma en que las personas interpretan lo que sienten sus peludos”, comentó la Dra. Holly Molinaro.