“Quienes hemos vivido las diversas mal llamadas reformas educativas, y quienes las han emprendido, se les ha olvidado que es en el aula y con el maestro donde todo cambio sucede, ya que los docentes no solo saben enseñar, sino dentro de ese espacio llamado aula, tienen la responsabilidad de educar a nuestros niños y jóvenes, de extraer de ellos sus mejores valores y sentimientos, de lograr que se generen excelentes actitudes, gustos y pasiones. Porqué evaluar a los maestros con exámenes que solo apelan a su memoria, para que recuerde, leyes, reglamentos y conocimientos aislados, eso solo brindará competencias administrativas y llevará al desarraigo de la identidad magisterial y al desmantelamiento de las instituciones públicas formadoras de maestros”.
Así se expresó el maestro Jorge Terrón Estrada, quien fue el gestor para la creación del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México y primer director de esta institución, quien fue recibido por su actual Director General doctor Eduardo Blanco Rodríguez, en las instalaciones ubicadas en Santa Cruz Atzcapotzaltongo, a donde no había regresado desde el año de 1984, cuando dejó la dirección para unirse al equipo de trabajo de quien era Secretario de Educación de la entidad el licenciado Emilio Chuayffet Chemor, en la jefatura de Planeación Educativa y Control Técnico; a la vez que ocupó otros cargos como jefe, subdirector y director.
El invitado que tiene Maestría en Investigación y Evaluación Educativa. Becario de la OEA (Organización de Estados Americanos) y Diplomado en Gestión Pública del Centro de Investigación y Docencia Económica. Durante su intervención hizo una reseña sobre como inició el proyecto de la creación del ISCEEM, las personas que participaron, quienes apoyaron desde la limpieza de las antiguas instalaciones, para que después de un año entraran en funciones con alumnos en el año de 1981.
Al continuar con su plática el maestro Terrón resaltó que el malestar docente actual, no es por las evaluaciones, es por las condiciones en las que laboran, porque si bien los evalúan con cientos de equipos de cómputo y excelente tecnología, las escuelas están en el abandono, no tienen sanitarios, ni agua, ni electricidad. Y ahora la sociedad les exigen nuevas responsabilidades, sin que nadie les haya dotado de los medios para cumplirlas, a la vez de que se han olvidado que el proceso educativo es una acción de libertad colectivo para pensar, explorar, discutir y transformar el entorno y a la misma sociedad con la escuela.
Asimismo, el maestro Jorge Terrón puntualizó: “los momentos que estamos viviendo, han evidenciado lo importante que es la escuela y los maestros, lo vemos con tantos videos en redes sociales, donde se ve la desesperación de los padres con sus hijos, o alumnos que tienen preguntas que la televisión no les responde, ya que este medio es de una sola dirección. Pero considero que ya no podremos regresar a la escuela tradicional y burocrática, autoritaria, industrializada, informadora e informatizada, porque no tiene nada que ofrecer en un mundo como el actual, en el que la información y los conocimientos fluyen masiva y rápidamente por muchas vías. Pero la educación actual puede cumplir con la misión transcendental, la de prefigurar y preparar para otro mundo que es posible y necesario”.
Además, hizo hincapié en la importancia de que la escuela educadora tiene que trabajar contracorriente, teniendo como reto el de generar en el estudiante la perseverancia necesaria para vencer múltiples obstáculos de diversas naturalezas como son los burocráticos, económicos, físicos, pero sobretodo vencer la falta de conocimiento y de cultura del mundo actual, y la tentación de entretenimiento y la diversión, ya que los maestros forman una conciencia y pugnan por la construcción de otro mundo.
Así las instituciones deben buscar el elevar la superación de los maestros, ya que son los depositarios de un gran legado y deben recuperar el orgullo de serlo. Si bien en la antigüedad el educador era el esclavo que conducía al infante por órdenes del amo, en la actualidad los quieren hacer responsables del fracaso de un sistema escolar masificado, haciendo frente a la avalancha de la crisis social, económica, ética e intelectual en la que vivimos, que se resume en tres flagelos, la desigualdad, la corrupción y la impunidad.
Manifestó que los maestros deben ser, la correa de transmisión que no permitan que los niños y jóvenes abandonen la escuela, alentándoles. Ya que la escuela es ahora en esta crisis sanitaria, la tabla salvadora de la angustia, la desesperanza, la incertidumbre de alumnos y sus familias y de una labor histórica. Y puntualizó: “a los maestros conscientes de su responsabilidad es necesario pedirles que documenten y sigan creando nuevas formas de enseñar y aprender, que sigan compartiendo en encuentros virtuales sus palabras sabias y experimentadas, que inunden las redes con esas maravillas pedagógicas liberadoras y creativas”.
Reconoció que, lograr que un alto porcentaje de alumnos puedan recibir sus clases a través de las tecnologías de la comunicación y la información, debiera ser un objetivo de corto plazo, para quienes tienen la encomienda de mejorar los niveles de comprensión y las habilidades generales para resolver problemas. E indicó: “La informática es preciosa, pero solo aporta comunicación enlatada, no produce los sobresaltos de un diálogo auténtico, que no prive la datología, que el Dios google y la doctora Wikipedia, no haga de las suyas en nuestras aulas, en nuestra vida cotidiana, parece que estamos regresando al paleolítico, ya que, en nuestras conversaciones, empiezan a olvidarse las palabras y nos comunicamos, con caritas felices, corazones y diversas figuras, dentro de poco tiempo los jóvenes creerán que la ortografía tiene que ver con los huesos, la prosodia un movimiento en pro de las soda, la sintaxis una ciudad sin taxis.
También dijo que en la escuela es el lugar donde debe pugnarse por combatir los antivalores que domina a la sociedad capitalista actual, la ambición, la competencia, la competitividad, el consumismo, la rivalidad, la ganancia, el beneficio individual, el engreísmo y la frivolidad. Y argumentó “nuestro sistema educativo debiera fomentar lo laico, democrático, incluyente y tolerante, en fin, contribuir en una sociedad informada, crítica, participativa y comunitaria, y es que somos los maestros quienes podemos hacer que sea posible”.
Y finalmente invitó a los alumnos del ISCEEM, para que sean los más severos críticos, pero los más creativos ante los vicios con que opera el sistema educativo, que respondan de manera propositiva a las oportunidades de transformación educativa, que busquen crear un centro virtual para el desarrollo profesional de los maestros y el mejoramiento del aprendizaje, que impulsen la creación del Centro Estatal de Investigadores, que estimulen más y mejor la investigación con la finalidad de una mejor educación.