Asomado al balcón de la fachada de la basílica de San Pedro, donde el pasado 8 de mayo se presentó como el nuevo pontífice, León XIV afirmó que "cada uno de nosotros puede y debe hacer lo que le corresponde para rechazar el odio, la violencia y la confrontación, y practicar el diálogo, la paz y la reconciliación".
En su mensaje de su primera Navidad como papa, ante miles de personas que acudieron a la plaza de San Pedro del Vaticano a pesar de la lluvia, el pontífice de origen estadounidense y peruano quiso mandar un saludo especial "a todos los cristianos que viven en Medio Oriente", recordando su reciente viaje a Líbano.
"He escuchado sus temores y conozco bien su sentimiento de impotencia ante las dinámicas de poder que los superan", agregó y entonces pidió a Dios "justicia, paz y estabilidad para el Líbano, Palestina, Israel y Siria". E instó a rezar "de manera especial por el atribulado pueblo ucraniano, para que cese el estruendo de las armas y las partes implicadas, con el apoyo de la comunidad internacional, encuentren el valor para dialogar de manera sincera, directa y respetuosa".
Paz también para las guerras olvidadas
Por otro lado, el Papa imploró "paz y consuelo para las víctimas de todas las guerras que se libran en el mundo, especialmente aquellas olvidadas; y para quienes sufren a causa de la injusticia, la inestabilidad política, la persecución religiosa y el terrorismo". Prevost citó a Sudán, Sudán del Sur, Malí, Burkina Faso y la República Democrática del Congo.
En sus peticiones también estuvo la situación en Birmania y que se restablezca la antigua amistad entre Tailandia y Camboya, así como las "recientes y devastadoras catástrofes naturales" en el sur de Asia y de Oceanía.
Mención para América Latina
Y que el niño Jesús "inspire a quienes tienen responsabilidades políticas en América Latina para que, al enfrentar los numerosos desafíos, se le dé espacio al diálogo por el bien común y no a las exclusiones ideológicas y partidistas".
También pidió que cese en Haití "toda forma de violencia y pueda avanzar por el camino de la paz y la reconciliación". León XIV concluyó asegurando que "el Nacimiento del Señor es el nacimiento de la paz" y deseando a todos "de corazón una Navidad serena".