Preparándose para comenzar su jornada laboral, un hombre toma pintura, esponja y espejo para caracterizarse como payaso.
Bajo la sombra de un árbol, en un camellón de la vialidad Toluca–Tenango, en el municipio de Metepec, se toma su tiempo para alistarse y brindar un espectáculo digno a quienes se detienen brevemente a observarlo en los cruceros.
Su rutina, más allá del maquillaje, es un acto de resistencia, trabajo y arte callejero.