El estado de Chihuahua controla el ingreso de paisanos provenientes de Estados Unidos a través de filtros sanitarios instalados en cruces fronterizos para prevenir el contagio del COVID-19.
“Hay un primer filtro, donde a la persona que cruza se le hace un cuestionario y se le toma la temperatura. Si ofrece datos con cualquier enfermedad respiratoria aguda, la persona pasa al segundo filtro, donde el personal médico es más minucioso en la atención", explicó Arturo Valenzuela, director médico de la zona norte de la Secretaría de Salud estatal.
Los filtros sanitarios se encuentran en los puentes internacionales y en distintos puntos carreteros de la entidad, en los que participan elementos viales de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, así como personal médico, quienes, en caso de detectar un posible caso de coronavirus, tomarán las acciones correspondientes.
Los médicos valoran si alguna persona reúne las características para ser candidato a la prueba de COVID-19, y darle indicaciones para cuidarse y no contagiar a su círculo más cercano.
Manuel del Castillo, vocero del gobierno del estado, precisó que, además, hay un primer filtro del lado estadounidense.
"Ya existe también un filtro por parte de las autoridades estadounidenses en la zona de migración que hacen el reporte. Si hubiera alguna persona con síntomas, entonces sería casi un segundo chequeo en este caso", mencionó.
Esta semana, el gobernador Javier Corral exhortó a los paisanos a informar sobre su visita: "Lo que pedimos es que nos informen debida y oportunamente de su llegada, porque lo que buscamos es generar una prueba de diagnóstico de posible contagio. Eso es lo que pedimos y exhortamos", dijo Corral en conferencia de prensa el miércoles.
"Cuando los connacionales vienen de Estados Unidos, van a sus municipios, la mayoría de ellos rurales y apartados. Evitar este control significa arriesgar a toda la población de un municipio".
En total se instalaron 13 filtros sanitarios en diversos puntos estratégicos de Chihuahua: además de los puentes internacionales, en el kilómetro 31 de la Carretera Juárez-Chihuahua y en los poblados de Berrendos, Puerto Palomas, Yécora, El Charco y Escalón.
Personal de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPE), que coordina en el lugar la circulación de vehículos, es el encargado de hacer los interrogatorios iniciales a conductores y pasajeros, sin que estos desciendan de los vehículos.
En el caso de los autobuses, el personal de los puntos de revisión sube a las unidades para aplicar el protocolo de preguntas y la toma de temperatura, sin que los pasajeros tengan que bajar.
Como primer paso, se busca ubicar si alguna persona presenta fiebre, dolor de cabeza, tos, dolor de garganta o dificultad para respirar, y establecer si alguno de ellos estuvo en contacto con algún caso sospechoso o confirmado de COVID-19.
En caso afirmativo, la persona deberá acercarse al área médica, donde doctores, técnicos en urgencias médicas y en enfermería le realizarán un nuevo cuestionario y toma de temperatura. Si observan que el paciente tiene dificultad para respirar o se encuentra inestable, se le enlaza al Centro Regulador de Urgencias Médicas, donde se define si se le debe trasladar a un hospital o le permiten continuar su camino. Si la persona no presenta signos de gravedad, se le envía a su casa y personal de la jurisdicción sanitaria correspondiente se comunicará con ellos para dar seguimiento a su caso.
En Ciudad Juárez, los puntos de revisión fueron instalados en los puentes internacionales Córdova-De las Américas, Zaragoza-Ysleta, Reforma y Paso del Norte, que comunican con El Paso, Texas, así como en cruce de Jerónimo, que conecta con Santa Teresa, Nuevo México. Además, en el cruce hacia Tornillo, Texas, en el Municipio de Guadalupe, en el Valle de Juárez. En el Municipio de Ojinaga se apostaron en el puente para cruzar a Presidio, Texas, mientras que en Puerto Palomas de Villa, puerto de entrada a Columbus, Nuevo México.