La catedral de Notre Dame en París, Francia, ardió en 2019. Ahora, a dos años del accidente, la restauración del inmueble está avanzando conforme al plan.
El terrible incendio sucedió un lunes 15 de abril. De acuerdo con el gobierno francés, éste comenzó a raíz de un descuido por parte de alguno de los obreros restauradores quien, fumando sobre las bóvedas, dejó caer un cigarro sin querer.
Las obras de reconstrucción comenzaron inmediatamente. Hacia finales de ese mes, Francia ya había recolectado cerca de 750 millones de euros, cortesía de casas de moda de élite y empresas privadas.
Hoy en día, entre plataformas y andamios, los trabajodres buscan recuperar la gloria pasada del edificio. Como los trabajos de restauración requieren un nivel de especialización elevado, cada material empleado necesita de un equipo de especialistas.
Al interior de la catedral, algunas áreas ya están totalmente restauradas, así como un par de capillas, como es el caso de Saint-Fernand.
En cuanto a las columnas de Notre Dame, están sobrellevando un proceso similar al “peeling” dermatológico; es decir, se les aplican unos geles especiales para retirar la suciedad y se inyecta cemento líquido a aquellas piedras dañadas que tienen solución, priorizando el mantener, en medida de lo posible, la estructura general del inmueble.
Con todo ello, el equipo de especialistas en Francia decidió acatar el mismo principio: todo tiene que volver a como era antes. Durante estos dos años, en lo que se reforzaba la estructura de Notre Dame, un laboratorio a las afueras de la capital se dio a la tarea de investigar cuáles eran los materiales más propicios para respetar dicha premia. Finalmente, se concluyó que “nada de lo caído son escombros”.