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Publicado en PET'S

Peludos famosos; las mascotas reales, conócelas

Lunes, 12 Octubre 2020 21:03 Escrito por 

A lo largo de la historia los reyes y reinas siempre tuvieron un "compañero fiel" a su lado. Los perros son sin dudas las mascotas predilectas en la realeza, y muchos de ellos incluso posaron junto a sus amos en los retratos oficiales de los monarcas.

La reina Isabel II y su amor por los corgis

Las mascotas reales más famosas de la actualidad son probablemente los corgis de la reina Isabel II. La monarca que más tiempo ha reinado en la historia británica lleva consigo una tradición familiar desde sus 18 años, cuando su padre, el rey Jorge VI le regaló a Susan, su primer cachorro corgi. Desde entonces han pasado 14 generaciones de estos preciados perros por el Palacio de Buckingham en las últimas siete décadas.

Lejos de llevar "una vida de perros", estas mascotas son adornadas con collares de costosos rubíes, sus alimentos son preparados por los chefs gourmet más prestigiosos y se les asignan mayordomos para que estén al tanto de sus cuidados.

Incluso trascendió que Lady Di se refería a los perros de la reina como "una alfombra en movimiento", por cómo los corgis seguían a su dueña a todas partes. Después de la partida de sus últimos dos ejemplares, la monarca dejó de reproducirlos ya que, por su avanzada edad, no quiso tener que lamentar más pérdidas ni mascotas que la extrañen en el futuro.

Actualmente tiene solo dos de ellos que le hacen compañía: Candy y Vulcan, mezclas de perro salchicha y corgi, también conocidos como "dorgis". Según fuentes allegadas al palacio, sacarlos a pasear es una de las maneras que elige la monarca cuando los Windsor sufren uno de sus -frecuentes- dramas familiares.

William y Kate: un cocker de regalo de bodas

Los duques de Cambridge tienen un cocker sapniel negro llamado Lupo, y también adoptaron un hámster, al que nombraron Marvin. La mascota se hizo tan famosa que incluso se convirtió en el protagonista de un libro infantil: "Las aventuras de un perro real: Lupo y el secreto del castillo de Windsor" (2014), escrito por la autora británica Aby King.

Según contó James Middleton, cuñado del príncipe William, el perro fue su regalo de bodas para la pareja que dio el "sí, quiero" en abril de 2011. En este sentido, confesó que eligió obsequiarle un cachorro a su hermana para que pudiera sobrellevar mejor "las ausencias de su esposo" durante los primeros meses de matrimonio.

El hermano de la duquesa también reveló que sufrió un gran calvario personal en los últimos años y aseguró que los animales fueron la clave para su recuperación: "Me sentía incomprendido, un completo fracaso y sé que tengo una vida privilegiada, pero eso no me hizo inmune a la depresión; entonces reuní a mis perros y me refugié en el distrito de los Lagos para silenciar mi mente".

Harry y Meghan: la adopción como bandera

El príncipe Harry y su esposa, la exactriz Meghan Markle, son defensores de los derechos animales y en cada traslado de un país a otro tuvieron en cuenta si sus tres perros se adaptarían a su nueva vida.
En principio, la duquesa de Sussex era dueña de Guy, un beagle rescatado que adoptó de un refugio durante su soltería, y de Bogart, un pastor alemán. Después de casarse llegó a sus vidas un labrador marrón al que llamaron Pula, que en setswana -idioma que hablan en Botswana- significa "lluvia", y debido a que es escasa en el país de África, se la considera muy valiosa.

La esposa del hijo menor de Lady Di sorprendió a la corona británica cuando contó la conmovedora historia de Guy, el beagle rescatado que pasó de "mendigo a "millonario" cuando se hizo amigo de los dorgis de la reina Isabel II y recorrió el palacio de Buckingham como un miembro más de la familia.

Recordemos que el matrimonio real vivió en tres países diferentes: Canadá, el Reino Unido, y actualmente Estados Unidos. Cuando ambos decidieron dar un paso al costado de la realeza y se mudaron a Beverly Hills, tuvieron que dejar a Bogart al cuidado de una pareja amiga en Inglaterra, ya que por su avanzada edad el perro no hubiera resistido el viaje.

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