De acuerdo con diversos estudios, las grandes comunidades urbanas pueden llegar a generar un impacto negativo en la salud mental de las personas, pues algunos de sus aspectos como la sobreestimulación sensorial, el ruido constante de vehículos, obras de construcción y multitudes causan irritación y episodios de estrés en los citadinos.
Sin embargo, una reciente investigación publicada en la revista Animal Behavior analizó el comportamiento de algunas especies animales que han logrado adaptarse a las ciudades, revelando algunos cambios significativos con individuos similares que suelen habitar en lugares con menos presencia humana, como el campo.
En ese sentido, biólogos de la Universidad de Viena (Austria), los autores del trabajo, determinaron que los seres humanos no somos los únicos que sufrimos consecuencias dentro de los entornos urbanos, ya que registraron un aumento en la agresividad entre aves que sobrevuelan este tipo de espacios.
Para llegar a esta conclusión, el equipo involucrado seleccionó 38 territorios de pájaros en dos islas del archipiélago de Galápagos: la isla Santa Cruz y la isla Floreana, ambas atravesadas por una carretera principal. Las aves se ubicaron cerca del camino o al menos a 90 metros de distancia. En cada territorio se reprodujeron grabaciones de ruido de tráfico y cantos, los cuales simulaban una intrusión.
El comportamiento de los ejemplares que habitan áreas urbanas próximas a carreteras sorprendió a los investigadores, desvelando una relación entre el entorno sonoro y su nivel de agresividad. Y es que no sólo reaccionaron más intensamente al ruido ambiental generado por el tráfico, sino que también exhibieron una mayor hostilidad en comparación con aquellos alejados de las perturbaciones propias de la ciudad.
“Cuando los sonidos característicos de especies de aves invasoras se combinaron con el bullicio del tráfico, las aves urbanas adoptaron una conducta proactiva, acercándose a las fuentes del sonido. Incluso, algunas llegaron a embestir directamente los altavoces empleados durante el experimento”, explicó Alexander Schlager, coautor del estudio.