Mientras el famoso Tyrannosaurus rex dominaba la América prehistórica, un depredador muy diferente merodeaba por la antigua Argentina: el megaraptor Joaquinraptor casali.
Precisamente, un equipo de paleontólogos acaba de descubrir los restos de uno de estos dinosaurios, el cual traía consigo un hallazgo tentador. Resulta que entre sus enormes mandíbulas fosilizadas se encontraba el hueso del brazo de un cocodrilo del periodo Cretácico, el que bien pudo haber sido su “última cena” hace 70 millones de años.
“El comportamiento fosilizado, si es que realmente se trata de eso, es tan poco frecuente que hay que celebrarlo cuando ocurre”, dijo Matthew Lamanna, miembro del Museo de Historia Natural de Pittsburgh (Estados Unidos), en entrevista para Nature Communications.
Además de la presa, el equipo involucrado desenterró los brazos, piernas, costillas vértebras y otras piezas petrificadas del J. casali, el cual se estima medía más de 7 metros de largo y pesaba más de una tonelada.
“A pesar de estar representado sólo por un esqueleto parcial, se encuentra entre los megaraptores más completos que se han encontrado hasta ahora”, afirmó Lamanna.
“Encontrar uno de estos raros dinosaurios con una posible presa aún entre sus mandíbulas resultó aún más inesperado, pues aquellos fósiles que revelan lo que comían los animales prehistóricos son poco comunes. Cuando aparecen, proporcionan pistas importantes sobre su vida y ecología extintas”, finalizó.