La pandemia mundial de COVID-19 nos ha obligado a vivir en una nueva realidad. Ante las recomendaciones para evitar la propagación del virus, las personas que acostumbran hacer ejercicio al aire libre o en gimnasios se han visto en la obligada necesidad de usar cubrebocas antes, durante y después de llevar a cabo este tipo de actividades.
No obstante, cubrirse la nariz y la boca no es una práctica nueva en el mundo del deporte, pues algunos deportistas famosos y amantes del ejercicio suelen utilizar esta clase de protección para evitar el contacto con la contaminación o como defensa ante las bajas temperaturas.
Si bien, es cierto que el uso de cubrebocas implica un mayor esfuerzo, dado que a los pulmones no accede la cantidad de oxígeno habitual, existen puntos positivos para adaptarse a esta nueva realidad. ¡Conócelos!
Mejorará la fuerza del diafragma
La restricción de aire por los cubrebocas obliga a una persona a respirar más fuerte, provocando el aumento de su ritmo cardiaco mientras hace ejercicio. Este esfuerzo adicional puede fortalecer el diafragma a largo plazo.
Obligará a respirar por la nariz
El sistema respiratorio de los seres humanos cuenta con todos los filtros necesarios para obtener los beneficios del oxígeno y evitar que la mayoría de los agentes contaminantes presentes en el aire dañen el cuerpo. Aunque resulten algo incómodos, los cubrebocas ayudarán a que la inhalación y exhalación del aire se realice por la nariz, reduciendo la humedad al interior de la mascarilla.
Aumentará la capacidad de los pulmones para captar oxígeno
Si bien, es cierto que con el uso del cubrebocas se requiere un mayor esfuerzo para obtener el oxígeno que nuestro cuerpo requiere, no existe ninguna base científica que indique que el uso de mascarillas provoque afectaciones a la salud a largo plazo. Incluso, nuestra resistencia pulmonar puede aumentar, lo que nos beneficiaría, una vez hayamos regresado a nuestras rutinas normales.