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Publicado en SALUD Y BIENESTAR

Llevan psicoanálisis para sectores vulnerables

Martes, 02 Febrero 2021 00:01 Escrito por 

Contrario a lo que alguna vez el gremio debatiera en torno a la posibilidad del "psicoanálisis para pobres", el psicoanalista Helí Rafael Morales está convencido de que el dolor humano no depende de la clase social.

"El psicoanálisis como doctrina y como práctica no tiene que ver con ninguna clase social; tiene que ver con el dolor humano. Y el dolor humano no reconoce clases sociales.

"Llora el rico, llora el pobre, llora el que tiene mucho, sufre el que tiene poco. Evidentemente, los sufrimientos en el campo económico son diferentes, pero lo que tiene que ver con el dolor de existir atraviesa a todas las clases sociales", remarca en entrevista el psicólogo y maestro en teoría psicoanalítica nacido en Guadalajara en 1960.

Consciente de todo esto, el también doctor en filosofía y ciencias sociales ha dedicado su carrera a acercar el psicoanálisis a sectores desfavorecidos que difícilmente podrían tener acceso a una práctica que durante largo tiempo ha sido considerada elitista y con un talante burgués.

La vía de acceso ha sido a través de la creación de instancias como la Fundación Social del Psicoanálisis de la Ciudad de México, y movimientos como la Red Analítica Lacaniana o la Escuela de Letra Psicoanalítica, con colegas y centros que se desempeñan en varias regiones del País, como Morelia, Puebla, Tlaxcala, Cuernavaca y Xalapa.

"Sentíamos que era muy importante que esta práctica pudiera llegar a gente que a lo mejor ni siquiera sabía que existía", reitera el psicoanalista.

"Por eso hicimos Clínicas de Escucha Psicoanalítica en diversas ciudades, como Oaxaca, donde se abrió la primera hace cuatro años, para gente que de otra manera no podría acceder a estas prácticas".

Ahí, relata Morales, el primer paciente que atendieron fue un niño al que en su localidad apodaban "el loco", que no hablaba y se la pasaba corriendo, con una situación clínica enmarcada en el campo de la psicosis.

Todo lo cual pudo comenzar a cambiar gracias a la atención obtenida desde el psicoanálisis.

"El hecho de que este niño, que era el loquito del pueblo que corría por las calles, pudiera tener un espacio de recepción a su dolor y a su singularidad permitió que incluso el pueblo cambiara. Ahora él ya habla y ya le llaman por su nombre", celebra Morales, cuyo trabajo fue reconocido con el Premio Sigourney 2020.

Galardón que entrega la organización The Sigourney Trust, fundada por la psicoterapeuta y activista Mary Sigourney en 1989, en recompensa a una labor sobresaliente en la promoción del psicoanálisis y el pensamiento psicoanalítico tanto en lo teórico como en lo clínico, pero sobre todo desde la dimensión social.

"En general, el psicoanalista se había convertido en una especie de médico sofisticado; y nosotros lo que buscamos es abrirnos a una nueva generación de psicoanalistas que puedan saber que tenemos un vínculo con la ciudad, con los ciudadanos", subraya Morales.

"Claro, quien tiene que trabajar para poder comer o pagar una renta, difícilmente está pensando en que va a ir a ver a un especialista para atender sus tristezas. Pero la tristeza humana tiene que ver lo mismo con el hambre o con la opulencia".

La Fundación Social del Psicoanálisis de la Ciudad de México, detalla su creador, se lanzó hace cinco años, y desde entonces ha brindado atención a grupos de mujeres violentadas, portadores de VIH, personas transicionando de un género a otro y familiares de desaparecidos.

"Con ellos trabajamos, por ejemplo, la cuestión del duelo: ¿Qué significa que a una persona le desaparezcan un hijo, y nunca sepa si está vivo o muerto? O lo otro: que aparezcan cuerpos en fosas clandestinas, de los cuáles no se sepa el nombre.

"Las tumbas están hechas para que podamos hacer un duelo, llorar a nuestros difuntos, ponerles flores. Pero, ¿y si no hay?, ¿cómo se elabora?", cuestiona Morales. "Y, por ejemplo, muchos activistas se niegan a aceptar la palabra duelo porque implicaría que (la persona) ya murió, y hay quien insiste que si vivas se las llevaron, vivas las quieren de regreso".

A decir del psicoanalista, hace tiempo que las cosas empezaron a cambiar y el prejuicio de que "sólo los locos van a terapia" quedó superado. Y, en realidad, quien decide acudir con un especialista lo hace porque, de algún modo, "se está muriendo".

"Se puede estar muriendo de tristeza, de aburrimiento, de dolor, de amor", aclara Morales.

"La clínica del sujeto tiene mucho más que ver con la vivencia en vida de la muerte: cuando se muere un amor, cuando se muere la esperanza, cuando se muere el sueño".

Sobre todo, lo que puede lograr el psicoanálisis, una práctica abocada al origen de los pesares mucho más que a los síntomas, es que el pasado de las personas no se vuelva su futuro.

"Es decir, que yo no repita los dolores, las broncas, las cegueras, las heridas que me han marcado; que todo eso no marque mi futuro.

"Entonces no tiene que ver con que uno esté loco, con que uno esté mal psíquicamente; tiene que ver fundamentalmente con la apuesta que uno puede hacer por querer cambiar. Y hay que ser valiente para entrar a una terapia. No es fácil", destaca el psicoanalista, quien este 2021 planea abrir nuevos espacios de atención en otras ciudades del País.

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