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Publicado en CULTURA

El acueducto del Padre Tembleque

Sábado, 13 Enero 2024 10:00 Escrito por 

Hace mucho tiempo, una forma de transportar el agua hacia las comunidades eran los acueductos, es decir, obras de ingeniería que conducían el agua por canales subterráneos o elevados. En el periodo conocido como la Nueva España y la primera mitad del siglo XIX, los acueductos fueron muy característicos del paisaje rural y urbano de la entonces colonia española. Una de estas obras que sobresale por lo complejo de su construcción, así como sus dimensiones es el Acueducto del Padre Tembleque.

Arquería monumental del acueducto vista desde Nopaltepec, Estado de México. Colección particular.

 

Construido entre 1555 y 1572, el sistema hidráulico del Padre Tembleque consta de poco más de 48 km de longitud y abarca los municipios mexiquenses de Otumba, Axapusco y Nopaltepec, así como el municipio de Zempoala en el Estado de Hidalgo. En su momento el acueducto monumental fue considerado como una obra inverosímil, pero con base en los esfuerzos de miles de personas que intervinieron en su construcción fue posible abastecer de agua a muchas comunidades indígenas así centros de producción y comercio.

Fray francisco, de quien desconocemos su nombre real, era originario del pueblo de Tembleque España, sabemos gracias a los documentos sobre su vida que llegó a la Nueva España a mediados del siglo XVI para ayudar en la evangelización de los pueblos indígenas. Se estableció en el poblado de Otumba, Estado de México, y allí notó que el abastecimiento de agua era un problema recurrente; los jagüeyes, depósitos de almacenamiento de agua, eran insuficientes y estaban contaminados debido a que el ganado bebía de ellos.

Estatua del Padre Tembleque en el atrio de la Iglesia de Otumba, Estado de México.

 

Debido a lo anterior, el fraile emprendió los trabajos necesarios para realizar una obra que abasteciera de agua a poblados aledaños. Después de varias negociaciones, los habitantes de Zempoala le advirtieron de unos manantiales que brotaban en el Cerro del Tecajete, por lo que mediante mano de obra indígena, el padre Tembleque comenzó así los preparativos de esta gran obra. Mediante una serie de canales construidos con piedra y barro que eran cubiertos con tezontle y argamasa (casi en su mayoría subterráneos), las comunidades indígenas iban a disponer del preciado líquido.

De la obra sobresalen cinco arquerías visibles y superficiales distribuidas a lo largo de toda la extensión del acueducto. De esas arquerías sobresale la arquería monumental que comparte el municipio de Nopaltepec en el Estado de México con el pueblo de Tepeyahualco en el municipio de Zempoala, Hidalgo. La arquería está compuesta por 68 arcos en línea recta hechas por mano de obra indígena, en muchos de los cuales podemos apreciar glifos de influencia prehispánica.

Vías del ferrocarril México-Veracruz debajo de la arquería monumental. Colección particular.

 

La trayectoria final del acueducto concluía en el pueblo de Otumba, donde era almacenado en tres aljibes (depósitos de agua subterránea) ubicados en puntos estratégicos del pueblo, incluido el convento donde estuvo fray Francisco. No se tiene registro de la fecha exacta en que dejó de funcionar el acueducto; no obstante, se infiere que permaneció activo por más de dos siglos. En 1865 el emperador Maximiliano trató de restaurar la arquería monumental, proyecto que no pudo ser concretado debido a su prematura muerte y el fin de su régimen.

Hoy en día el acueducto es Patrimonio de la Humanidad.

 

A finales del siglo XX las arquerías estaban abandonadas y tramos del acueducto estaban sepultados por los cultivos o construcción de viviendas, por lo que se hicieron varios proyectos de rescate, difusión y restauración del acueducto. Hoy en día gracias a esos trabajos de restauración se sabe trayecto original del acueducto, también se puede visitar la arquería monumental y admirar sus imponentes arcos que ya forman una página más de la gloriosa historia mexiquense.

En el año 2015, después de arduos trabajos y gestiones monumentales, el Acueducto del Padre Tembleque fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, un gran reconocimiento a la obra de ingeniería hidráulica más importante del período novohispano. A más de 450 años de su construcción, los mexiquenses recordaron que el acueducto es una parte importante de nuestra identidad histórica, y por ende debemos ayudar a conservar, difundir y preservar, para que así pueda ser admirado y reconocido por generaciones futuras.

Por Juan Manuel Pedraza Velásquez. Historiador por la UNAM

Para saber más.

Mendieta G (1994) Vidas Franciscanas México. UNAM

Olvera J. Acueducto del Padre Tembleque: patrimonio cultural de la humanidad, Toluca, UAEM.

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