Entre 2020 y 2022, el agujero de la capa de ozono sobre la Antártida ha sido “inusualmente persistente”, revelaron datos del Servicio de Vigilancia Atmosférica del sistema satelital europeo Copernicus (CAMS).
En ese sentido, detallan, este orificio no sólo tardó más de lo habitual en cerrarse, sino que también fue relativamente grande.
Cabe mencionar que el agujero de ozono en la Antártida suele empezar a abrirse durante la primavera en el hemisferio sur (finales de septiembre) y comienza a disminuir a lo largo de octubre, para acabar cerrándose en el transcurso del mes de noviembre.
No obstante, los datos del CAMS recopilados en los últimos tres años muestran un comportamiento diferente, pues en ese tiempo ha sido más grande de lo habitual durante noviembre y se ha cerrado completamente a principios de diciembre.
Vincent-Henri Peuch, director del Servicio, explica que si bien, son varios los factores que influyen en dicho cambio de comportamiento, los tres últimos años se han visto marcados por fuertes vórtices y bajas temperaturas, situación que ha provocado episodios consecutivos de grandes agujeros de ozono de larga duración.
“Pienso que existe una posible relación con el cambio climático, pues este fenómeno tiende a enfriar la estratosfera. Sin embargo, es bastante inesperado que se produzcan tres agujeros de ozono inusuales seguidos. Sin duda, es algo que hay que continuar estudiando”, precisa.