Después de un periodo de prórroga, este fin de semana la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) cerró actividades con la aprobación del documento final, el cual muchos consideraron como anticlimático.
Y es que los negociadores, reunidos en la ciudad brasileña de Belém, pactaron un texto que no menciona los combustibles fósiles y enfría las aspiraciones más ambiciosas de decenas de países y ONGs.

Por si fuera poco, los representantes de los Estados también descartaron la idea de una hoja de ruta, misma que había ganado el apoyo de más de 80 países en el primer borrador.
Sin embargo, no todas son malas noticias, ya que en el documento final se reafirmó la necesidad de una mayor ambición en los planes nacionales de recorte de emisiones contaminantes para así, limitar a 1.5 grados centígrados el calentamiento global.
“Se que muchos tenían mayores ambiciones. Hubiésemos preferido tener más”, declaró en la clausura de la COP30 su presidente, André Correa do Lago.