Durante siglos, el 7-5-3 ha sido un rito de paso para los niños que alcanzan las edades de 7, 5 y 3 años, considerados hitos en Japón. Sin embargo, este 2025 la celebración se renovó para incluir mascotas, poniendo a disposición santuarios por todo el país que ofrecen bendiciones para los compañeros de cuatro patas y sus dueños que gastan dinero en pelucas, amuletos e incluso kimonos a la medida.

Y no es para menos, pues esta decisión refleja el auge de la industria japonesa de animales de compañía. Desde 2019, el mercado de productos para estos seres ha crecido alrededor de una quinta parte, alcanzando los 12 mil millones de dólares.
Aunado a lo anterior, también es un signo de la rápida evolución demográfica del país del sol naciente, pues en la actualidad registra una de las tasas de fertilidad más bajas del mundo, y el número de hijos ha alcanzado un mínimo histórico de 13.6 millones.

Por tal motivo, el santuario Ichigaya Kamegaoka, en Tokio, se encuentra listo para recibir tanto fieles humanos como a sus mascotas y recitar cánticos antiguos.
“Lo mejor es que dueños y animales vivan felices. Lo peor sería que tanto el sintoísmo, como los santuarios, pasaran de moda”, señala el sacerdote principal, Kenji Kaji.
“Hay que ser felices todos los días y durante mucho tiempo”, añade.