Aunque resultan apenas visibles al ojo humano, los ácaros son arácnidos microscópicos capaces de manifestar conductas agresivas de gran intensidad, sobretodo al momento de asegurar el apareamiento.
Según un nuevo artículo publicado en la revista Evolution, los machos de los ácaros bulbosos (Rhizoglyphus echinopus) dependen de un equilibrio entre la competencia por el acceso a la reproducción y el grado de parentesco con sus rivales.
El trabajo, liderado por la Flinders University (Australia), sugiere que la presencia de un ácaro hembra incrementa de manera significativa la agresividad de los ácaros machos “luchadores”, mientras que la relación de parentesco reduce la probabilidades de que estos episodios de violencia terminan con la muerte de uno de los involucrados.
“Sabemos que la competencia entre machos influye en el crecimiento poblacional a largo plazo, por lo que comprender los niveles de agresividad en las poblaciones podría ayudar a comprender tanto sus fortalezas como sus debilidades si se requieren medidas de conservación o control”, apuntó el autor principal, Bruno Buzatto.