A lo largo de la historia, las protuberancias cutáneas complejas se han observado en mamíferos en forma de pelo, y en aves y dinosaurios en forma de plumas. Sin embargo, el descubrimiento de un reptil con cresta dorsal acaba de desafiar la teoría evolutiva de estos animales.
Con aproximadamente 247 millones de años de antigüedad, este pequeño animal arborícola fue bautizado como Mirasaura grauvogeli, que significa “reptil maravilloso de Grauvogel”, en honor al científico que lo encontró, Louis Grauvogel.
Tal y como se mencionó al inicio, este espécimen destaca del resto por poseer una cresta dorsal con apéndices estructuralmente complejos, hasta ahora desconocidos, que crecían de su piel. Éstos constituían una alternativa a las plumas, con las que, no obstante, presentaban algunas similitudes.
Según un artículo publicado en la revista Nature, el Mirasaura grauvogeli utilizaba dicha parte para exhibirse ante otros miembros de la misma especie.
“Este hallazgo demuestra que las estructuras cutáneas complejas no sólo se encuentran en aves y sus parientes más cercanos. Creemos que evolucionó de manera bastante independiente a la de las aves”, apuntaron los autores.
“Sin duda, el registro de Mirasaura grauvogeli nos obliga a reconsiderar nuestra comprensión de la evolución de los reptiles”, subrayaron.