Recientemente, un tribunal de Austria dictaminó que el dueño de un estanque privado deberá pagar cerca de 30 mil euros a un vecino por contaminación acústica, toda vez que sus ranas hacen demasiado ruido al croar.
Mediante un reportaje, el canal de televisión pública local ORF explicó que la multa impuesta servirá para indemnizar al afectado y cubrir los costos del juicio.
De igual manera, detalló que el propietario del estanque, Wolfgang Knoll, tiene ahora la obligación, por orden judicial, de tomar medidas para ponerle fin a este problema que ha causado opiniones divididas entre los habitantes de la localidad de Pasching, al norte de aquel país.
En entrevista para el medio citado, Julia Kropfberger, presidenta de la Asociación para la Conservación de la Naturaleza de Alta Austria, explicó que en este caso las ranas involucradas se habían proliferado de forma explosiva, pues unos 50 ejemplares ya habían colonizado el espacio.
“Se trata de ranas macho que deben ser ruidosas al croar porque quieren ser escuchadas a larga distancia para atraer hembras”, explicó.
“Esperamos que la reciente sentencia no establezca un precedente, pues durante las últimas décadas, debido al creciente desarrollo urbanístico, han desaparecido muchos antiguos hábitats de anfibios, y los estanques y jardines de la ciudad se han convertido en importantes reemplazos”, señaló.