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Publicado en EDOMÉX

Experiencia de vida en las aulas

Martes, 14 Mayo 2019 15:35 Escrito por  Fernanda García

Pensar en maestros es imaginar un aula repleta de niños y jóvenes ansiosos por comerse el mundo, pero no todos tuvieron la oportunidad durante la infancia, aunque para Lizeth Montes de Oca, quien trabaja en Educación para Adultos del Sistema Estatal, nunca es tarde.

Hace 20 años comenzó a enseñar, primero a jóvenes en secundarias generales en San Pedro Zictepec, pero después tuvo la oportunidad de dar clases a adultos.

“Yo vengo de familia de maestros, mis papás son maestros jubilados, tengo tías, tíos... Me gusta la docencia, me hubiera gustado trabajar con niños chiquitos, pero bueno, las cosas se fueron dando diferente”.

Mientras estaba al frente de su clase, en dónde la mayoría son adultos mayores, reconoció que la vida fue cambiando para ella, se casó, tuvo hijos, lo que la llevó a cambiar de nivel para enseñar.

“Es una experiencia muy bonita, es un nivel muy noble, muy bonito, pero muy difícil. Hay quienes ya no quieren, ya no se adaptan tan sencillo, pero tenemos alumnos muy grandes y es muy bonito que aprendan a leer y escribir o que terminen su primaria o su secuenciaria, ellos también nos enseñan”.

Los retos, reconoció, son cada año más complicados porque al pasar del tiempo, los adultos van perdiendo el interés en aprender, por superarse, por lo que les cuesta mucho trabajo tener alumnos, incluso tienen que salir a buscarlos.

“Tenemos muchas negativas ahorita, al principio teníamos grupos muy grandes y se trabaja muy bonito, pero ahorita, cambió totalmente. Tenemos que hacer visitas casa por casa, motivarlos, nosotros como docentes adaptarnos a sus necesidades para que se animen a terminar primaria, secundaria, o bien, aprender a leer y a escribir, o que tengan alguna actividad”.

En el Estado de México existen alrededor de 300 mil personas analfabetas, en especial adultos mayores y mujeres, mientras que los 466 mil casos de rezago educativo -sin primaria y secundaria- se concentran, la mayoría, en jóvenes de los municipios urbanos.

En el salón no solo se enseña el abecedario, pues también aprenden de florería, cocina, corte y tejido, por lo que busca que en sus aulas, la educación sea integral, que se contagien de la magia del saber, lo que convierte el trabajo de Lizeth en una experiencia de vida; como uno de sus alumnos, que a los 80 años se graduó de la secundaria.

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