Este martes 10 de enero se publicó el decreto que reconoce al vino mexicano como un elemento clave en el ámbito económico y social de nuestro país.
El trabajo de todos los involucrados en cada una de las partes del proceso de la vitivinicultura se ve reflejado en el amplio y acelerado crecimiento que ha tenido la cultura del vino durante la última década, no solo a nivel nacional, gracias al consumo interno, sino en todo el mundo.
Durante el 43 Congreso Mundial de la Viña y el Vino, celebrado en octubre de 2022 en Ensenada y organizado por Agricultura, junto con el Gobierno de Baja California y el Consejo Mexicano Vitivinícola, se dio a conocer que el sector vitivinícola funge como motor de desarrollo, además de ser la segunda fuente de empleos del sector agrícola mexicano con más de 500 mil puestos de trabajo.
De acuerdo con el comunicado de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, esta industria que se ha posicionado gracias al alto potencial de calidad con el que cuenta, tiene destinada una superficie de 35 mil 823 hectáreas en México. A partir de las cuales se produce un aproximado de 452 mil 927 toneladas de uva de diversos usos (uva de mesa, uva pasa, jugo y concentrados, uva para brandy, uva para vino, etc.) y más de 73 mil toneladas de uva industrial. Esto se traduce en una producción anual de alrededor de cuatro millones de cajas de vino al año, en los 15 estados productores de vid.
El impacto de la vitivinicultura no es exclusivo del sector gastronómico, también se refleja en la rama turística, por lo que el decreto del Día del Vino Mexicano representa una oportunidad de posicionar en los mercados tanto la bebida (la cuarta más consumida a nivel mundial) como a los destinos vinícolas del país.
El Gobierno de México declaró en el documento, firmado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y el titular de Agricultura, Víctor Villalobos Arámbula el 7 de octubre de cada año como el “Día del Vino Mexicano”, en reconocimiento al desarrollo del sector vitivinícola del país, su impacto económico y social en la generación de divisas y empleos. También se menciona el compromiso que existe por aumentar la superficie sembrada de vid, así como la producción y las exportaciones de vino mexicano, que se consideran posibles gracias a que se dispone de las condiciones de suelo y climáticas ideales para este propósito.
Fuente: El Universal