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De acuerdo con la Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna (Cepanaf), este recinto cuenta con una pareja en edad reproductiva de aproximadamente ocho años, la cual arribó a territorio mexiquense en 2022 y desde ese momento ha estado bajo cuidados y fuera de la vista del público con el objetivo de lograr una reproducción exitosa.

De acuerdo con el reporte oficial, los restos del enorme ejemplar, denominado Kumimanu fordycei, se descubrieron junto a otros ocho pingüinos en los alrededores de la playa de North Otago, ubicada al sur del país oceánico.

Usualmente, estos ejemplares arriban a la capital mexiquense en la época invernal, para después volar hacia otras aguas.

Para probar dicha hipótesis, Michael Griesser, investigador de la Universidad de Konstanz, Alemania, analizó junto a su equipo de trabajo el papel que desempeñan los padres en el desarrollo del cerebro en un total de 1,176 ejemplares.

De acuerdo con un comunicado de prensa, para lograrlo los científicos deberán encontrar la manera de introducir los genes específicos del animal dentro del embrión de un animal vivo. Pero eso no es todo, pues primero tendrán que comparar su información genética con los genes de aves similares, como la paloma de Nicobar o el solitario de Rodrigues.

En días pasados se encontró una nueva colonia de esta especie. Lo curioso es que el hallazgo se dio por accidente mientras un satélite tomaba fotografías de la Antártida Occidental.

Por medio de un comunicado, la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) detalló que los huevos fueron desenterrados cerca de un fogón en las dunas de arena de Nitzana, y si bien aún no se determina con precisión su fecha de origen, éstos podrían tener hasta 7 mil 500 años.

Se trata de pelícanos americanos (Pelecanus erythrorhynchos), una especie que sólo migra durante el invierno, y año con año elige la capital mexiquense para descansar y alimentarse.