La Barranca de Tarango, considerado como uno de los pulmones de la Ciudad de México, vive una crisis profunda.
Y es que en el transcurso de este año se reportaron, al menos, ocho incendios provocados en la Barranca y sus inmediaciones. Además, entre 2019 y 2020, se retiraron unas 100 toneladas de residuos sólidos del lugar, el cual cuenta con una longitud de 6 kilómetros y 280 hectáreas, similar al tamaño de Central Park, en Nueva York.
Por si fuera poco, la zona es dañada diariamente por los contaminantes de la capital, como aguas residuales y cascajo. Ante este problema, Ectagono, una organización social local, puso manos a la obra para intentar rescatar la Barranca de Tarango. Su objetivo principal es crear una nueva forma de hacer ciudad, así como cuidar y mantener las áreas naturales.
Otro de los objetivos de la organización es evitar que esta zona sea invadida por proyectos inmobiliarios y, además, que ésta sirva para regenerar la zona, crecer los corredores de biodiversidad y aumentar la calidad de vida de la gente que habita en los alrededores.
Para lograrlo, Ectagono ha estado organizando, periódicamente, brigadas de limpieza y reforestación en la zona. Pero día a día, también operan como una especie de co-working de proyectos ecológicos y regenerativos, que reúne iniciativas con las que buscan crear un corredor ecoturístico en dicho lugar.
La Barranca de Tarango se ubica al poniente de la CDMX, entre las avenidas Centenario y Las águilas, en la alcaldía Álvaro Obregón.
Según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la zona se conforma de un bosque templado, con áreas húmedas y áridas. Entre las especies vegetales reconocidas en la Barranca hay: siete especies de encino, capulín, tejocote, fresno, madroño, dalia, agave, huizaches, mezquites, bromelias, helechos y orquídeas.
Asimismo, las características de esta zona permiten el establecimiento de 45 especies de animales, en especial aves migratorias.