Si cuidas de un perro en casa, seguramente has escuchado la broma de que podría parecerse a ti. Bueno, pues tal parece que este hecho tendría algo de verdad científica luego de que una serie de estudios lo confirmaran, además de encontrar las causas detrás.
Uno de los trabajos fue elaborado por el Instituto Max Planck de Geantropología, Alemania, el cual plantea el concepto de “personalidad” adoptada por estos animales domésticos. Según la investigación, la convivencia entre personas y canes a lo largo de la historia dieron paso a las distintas razas de perros conocidas, proceso de crianza que se comenzó a germinar una identidad.
“En el mismo sentido que los integrantes de una tribu visten ropas iguales y comparten su cultura, los dueños comparten esta identidad cultural a sus mascotas, muchas veces de manera inconsciente”, señalan los autores.
“Puede que los perros no hablen, pero definitivamente nos entienden: reconocen sonidos y patrones, analizan nuestras expresiones no verbales para identificar, a través de nosotros, si hay una situación de peligro; si el ambiente es relajado; o si estamos en modo de trabajo”, amplían.
En ese sentido, un artículo publicado en la revista Psychology Today explica que se trata de un proceso de imitación por supervivencia subconsciente e intrínseco en la mayoría de las especies que viven en grupos.
Respecto al apartado físico, una publicación de Evolutionary Psychology menciona que los seres humanos solemos buscar una pareja romántica con alguien que nos deje una sensación de tener los mejores genes; mientras que al elegir un nuevo perro, buscamos uno que se parezca a nosotros en algún aspecto físico: ya sea resistencia, tamaño, color de pelo e incluso largo de las orejas, pues una parte de nosotros nos dice que entre más se nos parezca, más probable es que tenga “nuestras buenas cualidades”.