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Publicado en EDOMÉX

Niños de la calle, migrantes en indefensión

Martes, 30 Abril 2019 15:55 Escrito por  Fernanda García

El Valle de Toluca se ha convertido en hogar de decenas de niños que, desplazados por la violencia en sus entidades de origen, llegan a mendigar en las calles. Para ellos, este martes no se trató de risas y diversión, sino de un recordatorio más de la situación en la que viven.

Entre ellos está una pequeña de seis años, a quien -por motivos de seguridad- llamaremos Perla; recuerda haber llegado hace seis meses a Toluca, donde pide dinero en las esquinas, por lo regular en Morelos o en las inmediaciones de la Fiscalía mexiquense.

- ¿Cómo te la estás pasando este Día del Niño?
- Pues nunca lo he celebrado, mi familia es muy pobre, pero a veces hay señores en los coches que me dan dulces, no hoy, otros días.

Con el rostro sucio, pero de mirada inocente, Perla es una de las personas desplazadas de Chiapas, estado del que dice, no recuerda mucho, pues solo salía a jugar cuando su mamá estaba en casa o no tenían que ir a pedir dinero.

Pamela Castañeda León, estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México, ha podido determinar la migración de Chiapas al Estado de México, y del total de migrantes, más del 50 por ciento tienen entre 5 y 9 años.

Relató que a raíz del desplazamiento forzado que se vive en Chiapas, desde hace 5 años la llegada de menores al Edomex para laborar ha incrementado, sin que esté regularizado por las autoridades locales o estatal.

Sin embargo, a la fecha no existen números tangibles, solo estimaciones, ya que el INEGI solo hace censos en viviendas, dejando fuera a quienes no tienen un domicilio fijo, lo que calificó como un acto de invisibilización por parte de las instituciones y la sociedad.

La universitaria señaló que la vulnerabilidad de los menores migrantes es responsabilidad no solo de la sociedad sino del Estado, puesto que se está olvidando que se tienen que proteger los derechos humanos.

Pero Perla sabe que las calles se han convertido en su refugio, a veces, dice, duerme por las vías del tren, come lo que puede, la mayoría producto de la caridad, y teme que su sueño de ser doctora no se haga realidad, pues sabe que no va a la escuela por falta de dinero y condiciones dignas para vivir.

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