Sucedió en Florida, Estados Unidos. Priscilla Timmons, una mujer en coma inducido, logró despertar luego de varias semanas gracias a la intervención de “Scrunchie”, una perrita de terapia del Memorial Hospital West.
Todo comenzó el pasado 13 de marzo, cuando Timmons, de 39 años, sufrió una embolia pulmonar masiva que derivó en tres paros cardíacos y una falla multiorgánica. Según relató la paciente en entrevista para la revista People, durante una conferencia de prensa organizada por el nosocomio alcanzó a enviar un mensaje de texto a su madre desde el baño pidiéndole ayuda antes de perder el conocimiento.
A través de una campaña en la plataforma GoFundMe, sus familiares explicaron que después del tercer paro cardíaco, los médicos les informaron que ella tenía escasas “10% de posibilidades de sobrevivir”. Pese a los esfuerzos del personal especializado, su estado se deterioró con rapidez, lo que obligó su inmediato ingreso a la Unidad de Cuidados Intensivos.
Una vez ahí, Timmons siguió enfrentando fallos en varios órganos y la pérdida casi total de movilidad; por lo que, finalmente, los médicos encargados del caso decidieron inducirle un coma para favorecer su recuperación y reducir el estrés fisiológico.
Sin embargo, días más tarde ocurrió lo inesperado, cuando “Scrunchie” ingresó por primera vez a la habitación. En palabras de la mujer, el cuidador colocó un premio cerca de su mano, que descansaba inmóvil sobre la cama. Mientras la canina buscaba el snack, rozó la extremidad y comenzó a acariciarla con el hocico. Ese pequeño e inesperado movimiento significó el inicio de su despertar neurológico.
“Comencé a escuchar voces a mi alrededor. Pensé: `Dios mío, estoy en coma´. Y entonces me di cuenta: `Guau. La gente sí puede oír cuando está en ese estado´”, contó.
“Me acuerdo que me avisaron que tendría una visita especial, entonces sentí su pata y fue cuando pude mover los dedos y levantar la mano de la cama. Como gran amante de las mascotas, esto me motivó a acercarme a ella lo más posible”, detalló.
El personal del Memorial Hospital West calificó lo sucedido como un milagro emocional.